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lunes, 15 de abril de 2013

"SE VENDE" III



Se dedicó a degustarla con los ojos, a comer el postre dulce de su distinción.
No la molestó mientras, abstraída, atendía al espectáculo de las suaves ondulaciones del agua. Apoyada en aquel viejo puente, una mano le sostenía el lado derecho del rostro mientras la otra luchaba por mantener el alboroto de su pelo. Sabía que le molestaba sobremanera el viento en demasía, sin embargo no captaba, que aquella contrariedad sólo era un cariño frustrado. El de las corrientes ávidas por tantearla. Por conquistarla. Por pretenderla.
No era un secreto para Ángel saber que los aspirantes bullían por la hendidura de su ombligo, por el abanico de sus pestañeos, por el cráter de su gula más sensual. Los comprendía pese a sus celos, pues si en sus puestos estuviera también sucumbiría por un pequeño momento en el revuelo de sus andares. Qué templados parecían los incendios al lado de sus impulsos, qué deforme sonaba la armonía de Vivaldi al lado de sus carcajadas. ¡Y qué poco diestra estaba en su hipnotismo!
No era su atractivo insolente el que le asombraba, sino la envoltura de sus fortunas, de sus pasajes. ¿Cómo fue la tarde que comenzó a caminar? ¿Cómo resultó el primer día de colegio? ¿Cómo dominaba el estrago? ¿Su risa era tan fresca entonces? -Claro, de qué otra forma.- ¿Cuándo fue el declive? ¿Cuándo quiso morir? ¿Qué noche fue buena para convertirse en mujer?
 La fisgó con atención renovada. ¿Fue alguna vez niña? 
De pronto su tono rasgó el embelesamiento. Ni cuenta se daba de que acechaba su talante reflexivo. 
+"Mira, fíjate en aquello ¿Qué será?
Señaló a lo lejos, en la curva de la montaña, un insignificante fulgor.
-"No lo sé. ¿Y qué más da? Puede ser una casa, un coche, un faro.. Está demasiado apartado para saberlo."
Frunció el ceño, dejó caer la cabeza a un lado y entrecerró los ojos.
+"¿Y si no es lo que imaginamos? ¿Y si las apariencias siempre son timos? Tal vez pensar como tú es el error, no ir más allá, no querer saber más."
Enmudeció, como siempre que no seguía el hilo de sus pensamientos. Se acercó con mesura a su espalda, la abrazó por la cintura y escondió la cara en sus rizos alborotados. Necesitaba respirarla, catarla, esnifarla. Retenerla en la presa de su estrechez. Que no se fuera, Dios, ¡que no se fuera! Calmar sus alas, o al menos, que crecieran las suyas para poder seguirla. ¡Qué distante se percibía su corona cuando el alma corría fuera de su tórax! ¿A dónde iría que no hay señal? ¿A dónde va que no la encuentra? Obsesiva se vuelve su pista, compulsiva su batida.
En algunos ocasos, cuando la esquizofrenia del largo de sus piernas lo cercaba, creía tenerla, creía detentarla, creía englobarla, adivinarla.. Pero el desglose se vuelve a producir, como por inercia, llevándose parte de su defensa, dejando una oquedad acre de impotencia, de un ser inerme, de una fobia ascendente.
"No me hagas despertar, no si eres un sueño, cariño. Déjame succionarte en esta alucinación. En este narcótico y exótico estupor." Decía la prosa de su rapto. Y ella, su estimada Eva, la que imaginaba siempre más que el amor de una vida, tan remota a su comparecencia , andaba robando y peregrinando los picos de la naturaleza más adepta. Se dio la vuelta con ese giro que sólo hace justicia al más famoso vals, quedando vigilante de su ansiedad por desvalijarla. Permaneció seria, serena, dejando abierto el tifón de una clave. De una clave que no estaba a su alcance explorar.
-"¿Estás bien?"
Por un segundo se amedrentó del aforismo que parecía bullir en su boca.
+"Claro."
Murmuró desviando lo que se estaba convirtiendo en la ebriedad de una perpetua patraña.

Pero allí, en esa primavera, en esa filantropía de dos causas perdidas, no había nada claro. Nada meridiano. Nada que transpirara diafanidad.
Ángel rogó, recogido en su cuello, un futuro que les perteneciera. Que se le diera un portento para hacerla de su propiedad. Para, codiciosamente quizás, guardarla en su cama y encadenarla con su adoración.
Eva, reparando en la gravitación de días atrás, se dio cuenta que rozaba su nuca del mismo modo que hacía con sus comediantes amatorios. No podía ser que aquella mujer en la que delegaba su cordura la invadiera ahora. Ella no podía estar ahí, siguiendo sus gestos. Ella tenía que mantenerse en los muros cetrinos de la sala donde convenía su lado sibarita. 

Imploró entre sus brazos.. y no en un porvenir, sino en una sensatez que la abandonaba.

8 comentarios:

  1. Escribes pasión, poesía y belleza. Cada palabra enfrasca un nuevo mundo, y es increíble lo que en él uno puede llegar a descubrir.
    "Te leo y me leo" como dices tú.

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  2. Para cuándo el próximo? Me encantan tus textos :D

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    1. Me alegra muchísimo que te encanten :) De momento no tengo manera de subir más capítulos -ni textos-, por temas de falta de ordenador e internet. Pero en cuanto me sea posible me pondré al día, ¡prometido! Y gracias por tu comentario, cielo.
      Un besazo.

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  3. He estado desaparecido durante casi 6 meses, casi no he podido entrar a mi blog ni leer lo que escribías pero ya era hora de comentarte de nuevo:
    Tú siempre tan impresionante, me encantan tus publicaciones, son simplemente perfectas, las descripciones con lujo de detalles hacen que nos encarnemos en tus personajes. Mi más sincera enhorabuena. Eres increíble.

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  4. Realmente escribes genial. Enserio soy muy fan de tus escritos :')
    Me he decidido a empezar un blog y significaría mucho para mi que te pasaras. Te dejo aquí el link, y perdona por el SPAM :S
    http://consteliosyaloneos.blogspot.com.es/

    PD: no dejes de escribir nunca, por favor :3

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  5. Hola!! Por tus entradas, has recibido el premio dardos. En esta entrada http://diamantesyburbujas.blogspot.com.es/2013/07/premio-dardos-gracias.html te pone las instrucciones y lo que hay que hacer. Un beso :)

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