expr:class='"loading" + data:blog.mobileClass'>

domingo, 3 de junio de 2012

Sin más ruletas de la suerte.




Es raro pensar que el adiós -mi adiós- no se formó el mismo momento en que mis labios lo susurraron, ni mis ojos lo exclamaron, ni mucho menos cuando mis manos se aferraron a un espacio vacío, en la estratosfera de un estado hueco. No fue así ni cuando lo comprendí, ni cuando lo asumí. Ni en la legitimidad de dolores ulcerantes, ni -irónicamente- cuando la despedida se hizo palpable en una boca poco antes besada por mis labios. No se hizo, no llegó a emerger, no procesaba mis entrañas ese adiós tan necesario, tan impaciente, tan escondido de otros caminos.
El adiós que protegía el miedo a un mundo solitario, a una batalla extrañamente reconfortante, a una impotencia latente. El que callaba, pero hablaba por las noches en busca de respuestas. El que peleaba con sentimientos estacionarios; fríos e invernales en épocas de sufrimiento, calurosos y pasionales en tiempos de soñados milagros. 
Porque era apocado como ninguno, pero sincero como pocos, y ese, ese adiós que se hacía de rogar sabía que no habría retorno. Una vez dicho, y que mi voz lo hubiese expuesto, me acogería a lo más ínfimo para continuar. Para levantar. Para luchar. Para seguir. Sin más oportunidades, sin más apuestas a lo imposible, sin más ruletas de la suerte. 
Y ambos lo sabíamos.
Le faltaba valor, decisión, rebeldía. El último empujón para caer en una cuesta sin frenos. Para derrapar en un "lo que tenga que ser, será". 
Coger con manos llenas un soplo de aire puro, de un algo que no estuviera intoxicado de pasado..
..Pero no había dirección que guiara con exactitud, ni brújula que recomendara nuevos nortes.
Porque le sobraba cobardía.. Porque me faltaba valentía.

2 comentarios:

  1. Buau, sin palabras. De verdad que cada día te superas más a ti misma

    ResponderEliminar
  2. Como siempre Sarah, impulsándome con esos ánimos a que siga aquí :) GRACIAS, de verdad.

    ResponderEliminar