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miércoles, 5 de septiembre de 2012

Dos corazones y una historia rota.

¡Muy buenas lectores!
Desde hace casi un mes, como estáis viendo, estoy desaparecida en combate. Las circunstancias que me rodean no me ayudan a inspirarme, y tampoco tengo mucho tiempo para pasarme por aquí. ¡Pero don't worry! No he abandonado el blog ni muchos menos, en cuanto tenga unas horitas sabáticas me pongo manos a la obra.
Aparte de esta breve disculpa por mi ausencia, quería dejaros un relato de un chico que creo que merece que al menos se dediquen unos minutos en leerlo. Aunque su especialidad es más bien las críticas y las publicaciones con rasgos periodísticos -exquisitamente redactadas, todo hay que decirlo-, ha decidido deleitarnos con una narración, que si consigue interés, seguirá con más capítulos.
Agradecería que pusierais vuestra opinión, y que él se pueda ir haciendo la idea del impacto, tanto bueno como malo, de sus palabras.
Se llama Otman, este es su blog  http://miproyectoyhobbie.blogspot.com.es/  y esta su historia...


Historias de un puente.

Capítulo 1:

Nos trasladamos al mercado central, punto de referencia del centro de Alicante, zona de confluencias y despedidas, cada día quedan miles de personas en este sitio. Ahora, bajemos por la rambla en dirección al puerto llegando así al protagonista de nuestra historia, el gran teatro para el cual somos actores. Estoy hablando del puente de la Volvo y ahora que estamos ubicados...

Él llegó un minuto antes que ella al mercado central, cuando vio que se aproximaba se escondió tras una palmera para sorprenderla, él es así.
Ella vestía una camisa rosa preciosa y un pantalón negro cortito que hacía juego con sus zapatillas, la recibió con un abrazo y un beso, la cogió de la mano y empezaron su ruta, llevaban trece días sin verse, él lo sabía muy bien, tanto tiempo había pasado que casi no supieron de qué hablar, aparte de lo que habían hecho en los últimos días, además que él es muy callado, pero para su suerte ella es muy extrovertida y le contó sobre los últimos videojuegos que había probado, los mismos videojuegos de terror que le provocaron alguna que otra pesadilla.
Se confundieron de camino y tardaron más de lo esperado, el sol acechaba cada rincón, no encontraron ningún banco del puente con sombra, así que se sentaron al borde de este con los pies colgando sobre el mar, habían unas vistas preciosas, el sonido de las olas, la brisa costera y la puesta de Sol a sus espaldas, él la abrazó con la izquierda y con la mano derecha le cogió una mano y la besó como si ella fuera su princesa, y ciertamente lo era…
Ella se encogió de hombros y de sus ojos brotó una lágrima, él le preguntó qué le pasaba, pero ella se negaba a decírselo, se excusaba diciendo que no le pasaba nada, pero no podía engañarle, intentó calmarla recordándole la frase que le dijo una vez: “Prometo reír si ríes, hacerte reír si lloras, y si no puedo hacer que rías, lloraré contigo”.
-Princesa, no puedo soportar verte llorar, por favor, cuéntame qué te pasa, confío en ti y puedes contarmelo todo
-Es muy difícil de explicar- respondió ella.
-Ya sé que soy un chico y no doy para mucho, pero eres mi princesa, estoy seguro de que sea lo que sea lo entenderé-Dijo él en otro vano intento por que ella le contara lo que le ocurría.

Y así estuvieron un cuarto de hora, ella lloraba y el la abrazaba, tanto se negaba a contarle lo que le ocurría que él entendió la razón, es esa la razón por la cual el beso con el que le recibió apenas duró medio segundo, la razón por la cual ella llevaba el bolso en el lado en el que él se encontraba, la razón por la que tenía las manos ocupadas con sus pulseras mientras el intentaba cogerle la mano, la razón por la cual cada beso que le daba en la mejilla ella cerraba fuertemente los ojos y se quedaba unos segundos en silencio. Pues han sido ya tantas las experiencias que ha vivido aun con tan solo dieciocho años, que con las palabras más suaves que se le ocurrieron le lanzó la pregunta.
-Cielo, ¿quieres que acabemos?- Dijo él, sintiendo que un “si” podría derrumbar la única y débil esperanza que le quedaba para enamorarse.
Ella asintió y por sus ojos cayó otra gran lágrima, una lágrima que ojalá pudiera hablar para explicarme lo que estaba sucediendo.
Él suspiró, se quedó callado y solo la abrazó.
-Cielo, no pasa nada, en serio. Estoy seguro de que encontrarás a otro chico que te trate genial y seguro que te hará superfeliz. Ahora no llores, sonríe, quiero ver tu sonrisa.
-Soy una idiota, lo siento, de verdad.
-No cielo, para nada, eres una de las personas más maravillosas que he conocido nunca.
-Lo siento…- Dijo ella mientras le abrazaba de nuevo y le acariciaba la espalda.
-Además, seguimos siendo amigos, no hemos acabado peleándonos ni nada por el estilo-Dijo el recordando a algunas de sus ex-novias...
Se le formó un nudo en la garganta, y sus ya lagrimosos ojos siguieron llorando, pero intentaba parar de llorar para que ella no se sintiera mal, es más, se secó los ojos en la medida que pudo, se separó de ella lentamente, y le secó sus lágrimas también. Sacó una sonrisa forzada intentando controlarse y mirándola a los ojos.
-Sonríe por favor, si tú estás mal yo estoy peor. –Dijo él esperando que ella parara.
-Lo siento, muchas gracias, eres el chico más bueno que he conocido.
-¿Cuántas veces te tengo que decir que no soy bueno? soy normal, y muchas gracias a ti por los días felices que me has hecho pasar. Te adoro.
Se levantaron y empezaron a caminar, de la mano, tal vez como símbolo de su último momento como pareja, y es en ese momento cuando aparecieron unos amigos de ella con los que había quedado. Él los vio un poco antes, se paró, dio media vuelta, se secó los ojos tratando de no levantar sospecha. Siguió caminando con una sonrisa de “sí, soy la persona más feliz del mundo.”
Les saludaron y siguieron su camino hasta el final del puente, se miraron otra vez, ella volvió a pedir perdón por el daño que le había hecho, y él le mostró su mejor rostro en esos momentos y le dijo "Quedémonos con lo bueno y olvidemos lo malo".
Un último abrazo y se despidieron, ella volvió con sus amigos y él bajó las escaleras por donde vino, vacío por dentro, si, pero con una experiencia más que contar y reflexionar.

2 comentarios:

  1. ¡Oh, Susana! Ya se te echaba de menos por aquí ^^
    Bueno, creo que he visto algún que otro comentario de este chico por aquí, pero si te digo la verdad nunca he entrado a su blog >.<
    Y, bueno, acabo de leer el capítulo y he acabado llorando yo también. Ojalá existieran más chicos así. O probablemente existan y estén de pagafantas... Hm.
    Se me han quitado las ganas de escribir.
    Te leo, cielo, ya lo sabes.
    Un besito:)


    M.

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  2. No sabes lo que echaba yo de menos estar por estos lares, corazón :)
    Sí, ha pasado por aquí muy a menudo, y la verdad es que me sorprendió su relato. Creo que la sensibilidad con la que lo narra ya es merecedora de que lo lean.
    Y estoy de acuerdo con tus palabras.. pero claro que los habrá, sólo que como tú dices, están de pagafantas o escondidos tras una coraza de timidez. ¡Qué injusticia! Tantas intentando encontrar el adecuado y chicos así desperdiciados.
    Yo también te leo, cielo.
    Un besazooooo.

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