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martes, 21 de febrero de 2012

Recuerdos dentro de una cáscara vacía.




El suelo parece un buen aliado cuando mi cuerpo choca con él, la frialdad de la superficie lisa se me antoja reconfortante. No sé, en realidad, qué busco en este descanso inerte, pero aquí ovillada parece que los problemas me han sometido de una vez por todas. Tirada, desgajada en pequeños trozos que se recogen en un mismo cuerpo. Es, tal vez, una forma de decir "¿me ves? Ya no puedo más", una manera literal de dejar de levantarme de las caídas. Ahora la soledad me acaricia desde algún punto de la habitación, consolándome o confundiéndome para hacerme dudar. Pero ya no hay dilemas que me hagan despertar de este estado catatónico. Si me preguntaran ¿qué me pasó?, ¿qué cambió? Sólo podría contestar con un tajante TODO. Fue la mutación de las ilusiones, convirtiendo los colores brillantes en negro noche. Fue, también, el relevo de la realidad en los sueños. El estercolero que antes era mi país de nunca jamás. La destrucción de un mundo en el que consolidaba mis esperanzas. 
En ese momento, a la luz de los breves rayos que se filtraban por la persiana bajada y los ruidos exteriores de algo paralelo, hacían que se revistiera mi tristeza de algo más que pena. Desde mi posición no sabría decir qué hora era, a qué día estábamos o cuánto tiempo llevaba de esta manera. Parecía como si el cuarto hubiese tomado vida propia y me estuviera amenazando con sus sombras. Pero, ¿qué iba a temer llegados a ese punto? Si hasta la conquista de la vida se me había vuelto demasiado grande.
Noté, mientras pensaba en mis fracasos, como las lágrimas llenaban mis mejillas. Al fin y al cabo, y aunque parecía más un objeto que un ser humano, las emociones eran difícil de exterminar. Supongo que eso a lo que había puesto barricadas para que no traspasara mi rutina había encontrado alguna fisura.Los sentimientos iban aflorando con mayor intensidad, como un río al que le quitan algún gran obstáculo.
Del llanto pasé a los sollozos y de ahí a la falta de aire.Era un ahogo en el que no sabía que me oprimía la falta de oxígeno. En el caso de que me interrogaran en aquel mismo instante, ¿por qué lloras?,¿por qué estás así? Ni siquiera sabría la respuesta. El cúmulo de un sin fin de historias con mala argumentación, podría contestar resumidamente.
Hacía poco me reía de los tropiezos en un camino lleno de piedras irregulares, y hoy me veía pidiendo clemencia a alguien que me pudiese brindar una armadura. ¿Quién lo iba a decir?
Yo, acostumbrada a luchar contra fieras.. yo, siempre con un As en la manga..
¡Cuánto me echaba de menos!
Y lo único que ha quedado de todo aquello, son recuerdos dentro de una cáscara vacía..


4 comentarios:

  1. De verdad,eeres increible , tu blog es uno de los pocos que e podido llegar a leer sin saltarme ni una sola coma , ubnesiiito y enhorabuena!:)

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  2. Muchas, muchas gracias Rakel :D Me alegra, no sabes cuánto, que te guste. ¡Un besazo!

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