expr:class='"loading" + data:blog.mobileClass'>

martes, 27 de marzo de 2012

No hay amor que mate, pero tú tentaste ese final.




Decías que tu lugar estaba echo a la medida de mi posición. Que la distancia siempre sería limitada por el roce de tus labios en mi cuello. Recuerdo que decías que la verdad sólo fue creada para definir nuestro amor. Que la capacidad máxima no sería suficiente para medir la pasión ni el cariño. Al menos, en nuestro caso.
Palabras, frases con significado bien envuelto, que se desvirtúan con hechos fragmentados.
Al hacerlas reales con tu boca, el corazón (maldito ingenuo) captó cada sílaba como una promesa. Y lo creyó. Asumió que todo lo tuyo iba a ser fiel, leal a quien te dio su más pura esencia. Tal vez, no tomé el doble sentido, ni quise creer que los finales existen. Admito,¡lo sé!, que fue mi culpa ser tan poco tolerante en el hecho de que las relaciones son entradas y salidas de vidas ajenas. Sí, lo sabes, fui ingenua y dí por sentado que lo tuyo y lo mío era inmortal. 
Pero, dime, ¿por qué, si ibas a incumplir todo aquello, fuiste tan convincente? Aclárame los conceptos, la letra pequeña de ese contrato que tan burdamente destruiste. Yo te cedí mi calor para las noches de frío, la distancia que fuera necesaria para el agobio. Me agoté, intentando despejar el cielo nublado que nos amenazaba. Acabé siendo pasto de la desolación cuando veía más tristeza que felicidad en tu rostro. Toqué fondo y me sentí erróneamente protegida por aquella oscuridad. Por ti, por nosotros, tomé las variables de la máscara perfecta por el día y el sufrimiento crónico en las puestas de sol. 
Fui de todo.. menos yo.
Me dí integra, con las consecuencias y responsabilidad pertinentes a mis espaldas. Entregué la ternura desmedida de una niña, y el primer amor de una mujer. Quedé en deuda con todo lo que me rodeaba,con todo lo que me tocaba, conmigo misma. ¿Hice de menos o acaso de más? Dime por favor entonces por qué tomaste tantos silencios prestados. Por qué la eternidad de dos destinos juntos, pasó a ser la incógnita de un cruce bélico. 
Extraño era el paisaje, en extraños nos convertimos nosotros.
Cambió algo en tu modo de entendimiento, me recibiste como la más despreciable rival. Trastocaste las infracciones y las pusiste a tu favor como método de defensa. Me sentí sucia, utilizada, incapaz de revelarme ante tan negras difamaciones. 
No, no hay amor que mate, pero tú tentaste ese final.
Cuando por fin logré ponerme en pie después de tanto tiempo de rodillas.. regresas. Vuelves tal y como te recordaba, tal y como te amaba
¿Es justo?, ¿es cabal otorgar el beneficio de la duda a aquél que no dudó en sacrificarte? Porque, seamos sensatos, pagaré caro el germinar de nuevas espectativas con sólo dos segundos de tu compañía, cielo. 
¿Tú? Nada nuevo pierdes si arriesgas, nada estropeas si ya estuvo roto. Pero qué será de mí, mi amor, si invierto el único cartucho de confianza en tu mala puntería..

3 comentarios:

  1. Sigue así, cada día mejor. Me siento indentificada con este, lo haces genial de verdad que sí. Pásate por el mío cuándo puedas

    ResponderEliminar
  2. Gracias por un nuevo comentario Sarah,agradezco y no sabes cuánto, que la gente pueda apreciar lo que intento trasmitir :) Y siento que te sientas identificada porque por desgracia es bastante triste.
    Por cierto, me he pasado por tu blog y me has dejado sin palabras.. Tu soltura para expresar los sentimientos es desgarrador..
    Un beso muy grande.

    ResponderEliminar
  3. Muchas gracias a ti también Susanne, me seguiré pasando para ver lo que escribes

    ResponderEliminar