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sábado, 10 de diciembre de 2011

Una madrugada.



-¿Quiere algo más? 
Me preguntó el camarero.
"Una vida nueva,una limpieza de recuerdos,borrar sentimientos.. entre otras cosas" Me hubiese gustado contestarle.
+Un whisky bien cargado.
Respondí finalmente con media sonrisa.
Se alejó,dejándome sola con mis meditaciones.Mientras rozaba el vaso del tercer cubata casi terminado,intenté descubrir que hacía allí.Vestida con algo tan.. llamativo.Totalmente fuera de mis cánones normales.Me había esmerado en el maquillaje,pintando mis ojos de un color negro y resaltando la boca con un rojo sangre.En teoría,el conjunto, para alguien que lo observara de lejos era prácticamente de una buscona.El vestido a conjunto con mis labios,de un rojo llameante,se ceñía provocativamente al cuerpo.Con unos tacones que me hacían parecer veinte centímetro más alta de lo normal.
Mi aspecto no desentonaba mucho con el lugar,supongo que era aquello lo que estaba buscando.La tasca,porque no llegaba a bar,estaba impregnaba de una mezcla entre tabaco y alcohol.Las paredes cubiertas con decenas de posters,y estupideces varias daban al sitio un sentimiento de claustrofobia.Pero la gente parecía no prestar atención a su alrededor,casi todos solitarios y cabizbajos,se dedicaban a estudiar la bebida que tenían delante.Seguramente como yo,buscando una salida a sus problemas.
-Aquí tiene preciosa.
Sobresaltada,miré al camarero que me tendía la bebida.
+Eh.. Gracias.
No debía llegar a los treinta años,desde una perspectiva amplia,aquel hombre no pegaba con su trabajo.Tenía el pelo castaño claro peinado de punta y unos ojos negros que absorbían.
Antes de atender a otro cliente ansioso que reclamaba su atención,me observó fijamente y me sonrió de una manera bastante poco profesional.
-No quiero que una chiquilla guapa como tú,tenga esa cara de pena.¡Que para todo hay remedio!
Me soltó con su acento andaluz.
Demasiado ensimismada como para hallar elogios en sus palabras le respondí con sarcasmo;
+Seguramente..Por eso usted trabaja en un antro de mala muerte,porque no tiene remedio ¿no? 
Vi en su mirada que le dolió aquel comentario.Tampoco yo era quien para discernir qué tipo de trabajo debía realizar ese hombre.
-Llevo aquí un año,y al menos con esto puedo seguir adelante.No pretendía ofenderla, lamento si le he molestado.
Me dio la espalda y fue a seguir sirviendo mesas.
Suspiré.Parecía que mi mal carácter no mejoraba cambiando de entorno.Aún así la culpabilidad no era uno de los sentimientos que ahora mismo me preocupaban.Bebí un largo sorbo,y miré el espejo justo colocado enfrente de la barra.Era como buscar las 7 diferencias con la imagen que tenía de mí hace justo un año.No teníamos nada que ver.Apagada,esa era la palabra exacta para describirme.
Mientras,de fondo,llegaba el tenue sonido de Elthon Jhon,mezclado con los murmullos de los pocos que mantenían alguna que otra conversación.Revisé el móvil como cada cuarto de hora,esperando encontrar..¿Qué? ¿Una llamada perdida? ¿Un mensaje? Nada,absolutamente nada era lo que había.Y lo peor es que ya lo sabía, pero aún así seguía el ritual de mirar y mantener esperanzas.Esperando migajas,limosna de un amor que me dejó como si fuera un deshecho.Y como último atajo a la desesperación,allí estaba,provocando un encuentro casual con algún tipo medianamente pasable.¿Para qué? Para perder lo poco de dignidad que me quedaba.Parecía una yonki en busca de un poco de paz en el fondo de un vaso,o en el cuerpo de un extraño.
Solté una carcajada.¿Quién me iba a decir que iba llegar a este punto? Más bien,¿Quién hubiese predicho que me iba a volver loca? Era oficial,estaba tocando el fondo.
De la nada salió una mano que tocó mi hombro.Dí un brinco en el asiento y miré hacia atrás.
-¿Qué tal?
Era un hombre entrado en la cuarentena,con cuerpo dejado, al igual que su ropa.La barba de unos días le enmarcaba el rostro redondo.Me escudriñaba tras las gafas con sus pequeños ojos marrones.
-¡Eh! ¿Que tal guapa?-repitió al ver que no contestaba-Te he visto solita y me digo..¡Chicas así deberían estar acompañadas!..Y aquí estoy.
Después de soltar el monólogo,rió,y me miró esperando respuesta.
Sabía lo que pensaba,sabía lo que esperaba de mí; ser su trofeo de aquella noche.Tal vez me confundiera con una prostituta,o me viera como chica fácil.En todo caso no le podía objetar nada,tenía esa pinta.
Dicen que las personas cuando llegamos a ciertos limites,es cuando verdaderamente mostramos lo que somos.Ese era uno de los momentos;o todo o nada,mercancía o persona.
Aquel hombre seguía recorriendo con la mirada mi cuerpo como si esperará desnudarlo solo con el pensamiento.
Antes de poder si quiera pensarlo,le contesté;
+Perdone,pero quiero estar sola.
Abordado por la sorpresa de que una chica vestida de aquel modo y con pinta de tirarse a las vías del tren en cualquier momento le despreciara,dijo con el ceño fruncido;
-¿Seguro?
Saqué del pequeño bolso un billete de veinte,llamé la atención del camarero y le hice ver que dejaba el dinero encima de la barra.Me puse en pie bajo la atenta mirada de aquel desconocido y me acomodé el abrigo.
+Sí,estoy segura.
Y en el mismo instante en que salieron las palabras de mi boca,yo misma lo entendí.Necesitaba soledad,calma,acomodarme a los cambios; a la ausencia.No quería ser esclava del whisky ni de la cama de cualquier mediocre. Me dirigí a la puerta de un gris desgastado sin echar una sola mirada atrás.La abrí con decisión y me adentré en la noche con una nuevo pensamiento.
Embriagada por el alcohol y la adrenalina,grité a los cuatro cientos;"Esta madrugada,a las tres menos veinte, de un ocho de Diciembre,tomo la decisión de quererme como JAMÁS me ha querido nadie." 
Lo prometí,lo juré;me lo debía.
Después de mucho tiempo siendo presa del pasado,rompí las barreras,y pude estar segura de que..Sí,iba a salir adelante.

2 comentarios:

  1. Me ha encantado la entrada, te sigo!
    http://gatonegroporlostejados.blogspot.com/

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  2. Gracias cariño :) Yo también te sigo,muy bonito tu blog ^^

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