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martes, 1 de noviembre de 2011

Elegir.



Me quedé quieta esperando una respuesta,un soplo de alguna solución.Pero nada más lejos de la realidad ,seguía estando ahí,sentada,ahogando mi pena en lágrimas amargas.Eran las tres de la mañana y el tiempo corría pese a mi tristeza.Me sentía demasiado cansada para decidir,y mis sentidos demasiado en alerta para dormir.Me quede pendiente del reloj,viendo como las agujas se desplazaban,mientras mis brazos rodeaban mi torso por miedo a partirme en dos.Necesitaba pensar,pero me aterraba entrar en la locura que ahora mismo devastaba mi mente.Di vueltas a la ironía del asunto; un amor que vuelve,otro que acaba de comenzar,en el mismo tiempo y espacio.Siempre hay alguien que opina ,que contra más amor, hay más felicidad.Y ni mucho menos ese es mi caso,me mata tener que partir mi corazón y elegir alguno de los trozos,por el mero echo de que no pueden coexistir juntos.
El amor,como un virus mortal se va transmitiendo por cada uno de los órganos,el fallo es que yo ya tenía alguno de ellos intoxicados por otra enfermedad.Cada uno por un nombre y apellido.El coste de la decisión es la perdida de alguno de esos pedazos.Tanto uno como el otro con un valor incalculable,como piedras preciosas.
Y la pregunta es ¿Cuál estoy dispuesta a perder?

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